¡Prepara tú corazón!
"E hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar a Jehová". (2 Cr. 12:14)
Por lo regular muy pocas personas están decididas a hacer el mal. No se levantan por la mañana buscando maneras de hacer daño. Más bien, caen en pecado porque no preparan su corazón para buscar al Señor.
Este pasaje en 2 Crónicas 12:14 habla de Roboam, el rey de Israel, que era nieto de David. Heredó el trono cuando tenía 41 años, cuando murió su padre Salomón. Al principio de su reinado, su corazón era sensible al Señor. Se apartó de la batalla simplemente por un profeta que le habló en nombre del Señor (2 Cr. 11:1-4).
Sin embargo, su búsqueda del Señor sólo duró 3 de los 17 años de su reinado (2 Cr. 11:17). ¿Te suena familiar? A mí sí. A lo largo del tiempo que llevo involucrado en el ministerio, he conocido a miles de personas que genuinamente amaron al Señor en un tiempo y estaban entusiasmados con las cosas de Dios, sin embargo, se enfriaron y, en muchos casos, abandonaron por completo al Señor y las cosas que una vez fueron tan amadas por ellos. ¿Cómo es posible? ¿Por qué sucede esto? Es porque no prepararon sus corazones para buscar al Señor.
La palabra "preparar" significa "establecer, fijar, preparar o aplicar". Transmite la idea de un esfuerzo deliberado durante un período de tiempo prolongado. La misma palabra hebrea que se tradujo como "preparar" aquí se tradujo como "fijar", cuatro veces en el Antiguo Testamento, todas fueron pronunciadas por David. David usó esta palabra dos veces en el Salmo 57:7, que fue un salmo que escribió sobre la vez que estaba escondido en una cueva, y Saúl, el rey que estaba tratando de matar a David, entró exactamente en esa cueva.
Los hombres de David trataron de influenciar a David para que matara a Saúl y tomara el trono que le correspondía por derecho, pero David no lo hizo. ¿Por qué? ¿No era Saúl el que quería matar a David? ¿No se habría considerado defensa propia? Nadie lo hubiera culpado. Podría haberse salido con la suya y haberse ahorrado años de frustración y dolor en su propia vida. Pero David ya había preparado, o fijado, su corazón en que no tomaría el reino matando a Saúl.
De hecho, en sus propias palabras dijo: "Pronto está mi corazón, oh, Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos." (Salmo 57:7). Si David no hubiera fijado su corazón en lo que iba a hacer y en lo que no, habría sucumbido a la presión de aquel momento. Pero ya había fijado su corazón en contra de quitarle la vida a Saúl.
La palabra "fijado" significa: "1. Firme, en posición; estacionario 2. No sujeto a cambio o variación; constante 3. 3. Firmemente decidido en la mente; una noción fija" (American Heritage Dictionary). Una de las claves para preparar nuestros corazones es fijar lo que haremos y lo que no haremos antes de encontrarnos con la tentación. David ya había decidido lo que haría para que no tuviera opciones cuando llegara la tentación. Frecuentemente, los cristianos no se comprometen con mucha firmeza y, por lo tanto, sucumben a la tentación.
Por supuesto, nadie puede preparar su corazón por sí solo. No es una cuestión de pura "fuerza de voluntad". Dios debe estar involucrado en la preparación de nuestros corazones. El Salmo 10:17 dice: "El deseo de los humildes oíste, oh, Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído". Sólo cuando confiamos en el Señor y dependemos de Él podemos encontrar la fuerza para hacer que nuestros corazones no estén sujetos a cambios o variaciones. La humildad es un ingrediente esencial en la preparación de nuestros corazones.
Proverbios 16:18 dice: "Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu". Cuando alguien cae de su posición firme en el Señor, te puedo asegurar que dejaron de depender humildemente del Señor. La humildad tiene que ser abandonada, o por lo menos descuidada, antes de que caigamos. Un corazón humilde provoca un corazón suave y sensible.
Nuestra imaginación y recuerdos juegan un papel importante en la preparación de nuestros corazones. David dijo en 1 Crónicas 29:18, "Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti". David hablaba del recuerdo y de la importancia que tiene el recordar las cosas que Dios ha hecho.
En contexto, David acababa de dar ofrendas para la construcción del templo de Jerusalén que ascendían a miles de millones de dólares (1 Cr. 29:4). Luego, los ancianos de Israel hicieron lo mismo (1 Cr. 29:6-7). Debió de ser una experiencia impresionante, y David oró para que el Señor utilizara el recuerdo de este acontecimiento para preparar el corazón del pueblo.
El poder de la memoria es una parte vital en la preparación de nuestros propios corazones. El Señor advirtió a los hijos de Israel que no olvidaran las maravillas que había hecho por ellos para que no dejaran de seguirlo (Dt. 4:9, 23; 6:12; 8:11-14, 19). Relacionó la memoria con la fidelidad al Señor.
Ninguno que esté dominado por pensamientos sobre la bondad y la fidelidad del Señor le dará la espalda. Para alejarnos del Señor, Satanás tiene que desviar nuestra atención del Señor y bloquear los recuerdos de la bondad de Dios para con nosotros. Tener presente nuestros recuerdos positivos mantendrá nuestro corazón unido al Señor.