La Realidad de la Fe 

Mucha gente piensa que la fe consiste en actuar como si algo fuera cierto cuando en realidad no lo es; y que, si lo hacemos durante el tiempo suficiente, se convertirá en cierto. Pero no es así. La fe es real. 

  

Hebreos 11:1 dice: 

  

"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve". 

  

La fe es sustancia. Este pasaje está diciendo que la fe es real. Es la evidencia de las cosas que no se ven. Nota que no dice "cosas que no existen". Ellas existen. Sólo que no se ven. 

  

Incluso en el mundo natural, nos hemos dado cuenta de que existen cosas que no podemos ver. No podemos ver las señales de televisión, pero existen. De hecho, dondequiera que estés ahora mismo, hay señales de televisión a tu alrededor. Si dices "No, no las hay" sólo porque no puedes verlas u oírlas, eso no significa que no existan. Sólo significa que ignorabas su existencia. Existen, sólo que no se ven. Son realidades invisibles. 

  

Un televisor puede hacer visibles esas señales invisibles. Cuando vemos las imágenes no es cuando se vuelven reales. Ya estaban ahí. Un televisor no genera imágenes. Sólo recibe la señal y la convierte en imágenes y sonidos que podemos percibir. Pero las señales de televisión ya estaban ahí, antes de que las sintonizáramos. 

  

Probablemente, todos los que lean esto habrán visto la televisión cuando, de repente, la imagen se quedó en blanco. ¿Qué hiciste? Apuesto a que no llamaste a la cadena de televisión para quejarte de que interrumpieran su emisión. Lo primero que hiciste fue comprobar si todo funcionaba en tu televisor. ¿Tenía corriente? ¿Estaba enchufado? ¿Se fundió algún circuito? Revisas el receptor para ver qué le pasa. Confías en que la emisora emite 24 horas al día, 7 días a la semana. No lo pones en duda hasta que eliminas todos los posibles problemas de tu aparato receptor. 

  

Del mismo modo, Dios es real y existe. Sólo que no se le puede ver. Él está transmitiendo todo su poder y bendiciones 24/7. Nunca es el transmisor de Dios el que está roto. El problema es siempre nuestro receptor. Si le pedimos algo a Dios y no lo vemos manifestarse instantáneamente, la mayoría de las personas se preguntan por qué Dios no ha respondido esa oración todavía. Asumen que, porque no han visto o escuchado nada, nada ha sucedido. Eso es un error. Necesitamos tener más fe en Dios que la que tenemos en un canal de televisión. 

  

Hay una muy buena ilustración de esta verdad en 2 Reyes 6. Eliseo, el profeta de Dios, estaba revelando los planes de batalla del rey de Siria al rey de Israel. Cada vez que el rey de Siria trataba de emboscar al rey de Israel, Eliseo le avisaba al rey de Israel, y éste le tendía una emboscada al ejército sirio. Esto sucedió tan a menudo que el rey de Siria finalmente pidió a sus siervos que revelaran quién era el traidor. Sabía que el rey de Israel no podía estar maniobrando como lo hacía sin información interna. 

  

Cuando uno de los siervos del rey de Siria dijo que Eliseo, el profeta de Dios, estaba revelando al rey de Israel las palabras que el rey de Siria decía en su alcoba, el rey de Siria envió sus ejércitos para capturar a Eliseo. 

  

2 Reyes 6:15 dice: 

  

"Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?". 

  

Cuando el sirviente de Eliseo vio las tropas sirias, le entró el pánico. Sabía por qué estaban allí. Habían descubierto que Eliseo era quien le contaba los planes de batalla del rey de Siria al rey de Israel. Estaban en serios problemas. Mira la respuesta de Eliseo a esta situación en 2 Reyes 6:16: "Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos". 

  

Las personas que no creen que exista nada más allá de sus cinco sentidos dirían que Eliseo estaba mintiendo. Estaba “confesando por fe” que algo era, cuando en realidad no lo era, esperando que llegara a serlo. Pero no fue así en lo absoluto. Eliseo dijo la verdad. Había más con él que con el ejército sirio. Sólo que las fuerzas de Eliseo estaban en la realidad invisible. 

  

La clave para entender esto es reconocer que hay otro reino más allá de este mundo físico. Aquellos que están limitados a sus cinco sentidos siempre tendrán conflicto con esta realidad. Piensan que Eliseo estaba mintiendo y; de hecho, habría estado mintiendo si todo lo que existe es este mundo físico. En aquel momento se podían contar las tropas sirias por miles, y sólo estaban Eliseo y su sirviente. Pero Eliseo no mentía porque había otro mundo de realidad. Si mirabas el panorama completo, el mundo físico y espiritual, entonces Eliseo estaba en lo cierto. En el reino espiritual, había muchos más caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo que las tropas sirias rodeándolos. 

 

2 Reyes 6:17 dice: 

  

"Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo". 

  

Los ojos físicos de Giezi ya estaban bien abiertos. Dios estaba abriendo sus ojos espirituales. Él pudo ver con su corazón dentro del mundo espiritual. Y cuando el mundo espiritual fue tomado en consideración, entonces la declaración de Eliseo era perfectamente cierta. 

  

Aquellos que ven la fe como un intento de hacer real algo que no lo es, siempre lucharán contra aquellos que ven la fe como simplemente hacer una verdad física de lo que ya es espiritualmente verdadero. Aquellos que limitan la verdad sólo al reino físico habrían llamado a Eliseo uno de esos supersticiosos de "dilo, decláralo", "habla, créalo". Pero al decir tales cosas, se condenan a sí mismos. Demuestran que sólo consideran realidad lo que pueden ver, probar, oír, oler y sentir. Son lo que la Biblia llama "carnales". 

  

Cuando los ojos de Giezi fueron abiertos, los sirios no desaparecieron. Todavía estaban allí. La verdad física seguía siendo cierta, pero surgió una verdad espiritual mayor. La verdadera fe no niega la verdad física; simplemente se niega a permitir que la verdad física domine la verdad espiritual. La verdadera fe somete la verdad física a la realidad de la verdad espiritual. 

  

Debido a que Eliseo creía en las realidades del mundo espiritual, levantó su mano e hirió a todos los sirios con ceguera. Luego llevó cautivo a todo el ejército sirio ante el rey de Israel. ¡Gloria a Dios! No estuvo mal para un "profeta viejo y solo” según el criterio de la gente carnal. 

  

Eliseo no se limitaba a expresar un deseo, esperando que se hiciera realidad. Él sabía lo que era real en el mundo espiritual, y controlaba sus emociones y acciones en consecuencia. No hay indicación de que Eliseo viera los caballos y carros de fuego a su alrededor. No lo necesitaba. Él lo creía. Aquellos que operan en la fe verdadera no necesitan ver con sus ojos físicos. Su fe es evidencia suficiente. 

  

Una vez en un campamento, hubo una mujer que tenía un enorme nódulo en su cuello. Ella paso al frente a recibir oración y supo que estaba sanada. Entonces, ella se levantó en frente de la audiencia y dio un testimonio de que su nódulo había sido sanado. Sin embargo, el nódulo seguía visible. Pero la gente glorificó a Dios, pensando que la sanidad se manifestaría en breve. 

  

Al año siguiente, en el mismo campamento, la mujer se levantó de nuevo y glorificó al Señor por su sanidad, pero todavía no había ninguna prueba visible. Esto preocupó a mucha gente, pero no dijeron nada. Al año siguiente ocurrió lo mismo. Esto fue demasiado para la mayoría de la gente, y causo que los líderes de la reunión se acercaran a esta mujer y le dijeran que no podía testificar de esta sanidad otra vez hasta que el nódulo desapareciera. 

  

La mujer le dijo al Señor que ella sabía que Él la había sanado, y que no tenía que ver resultados visibles para creerlo. Pero por el bien de los incrédulos, ella le pidió al Señor que físicamente quitara el crecimiento. Desapareció y la mujer les mostró lo que ella ya sabía que era verdad. Tú puedes ser así de fuerte en la fe. Tu fe es la sustancia y toda la evidencia que necesitas. La fe es real. 

  

He experimentado esta verdad en mi propia vida. Cuando mi hijo menor, Peter, murió el 4 de marzo del 2001, mi esposa y yo declaramos nuestra fe y dijimos: "El informe negativo no tendrá la última palabra". Declaramos el poder de resurrección al cuerpo de Peter y nos dirigimos hacía el hospital. Pasó una hora y quince minutos desde que recibimos la llamada hasta que llegamos a donde estaba Peter. Durante ese tiempo, yo estaba operando en la fe. Recordaba profecías que aún no se habían cumplido en la vida de Peter y, por lo tanto, sabía que no era el momento de que él muriera. Me regocijé por fe, viendo a Peter vivo y sano. 

  

Mi hijo mayor, Joshua, me recibió en la puerta y me dijo: "Papá, cinco o diez minutos después de que te llamé, Peter revivió". ¡Gracias, Jesús! Este es el punto: no me regocijé más una vez que vi a Peter resucitado de entre los muertos que mientras conducía. Mientras conducía, sabía que Peter estaba vivo y me regocijaba con todas mis fuerzas. Fue realmente insignificante cuando vi en lo físico lo que ya había visto en lo espiritual. No me malinterpreten; fui bendecido y me regocijé al ver a mi hijo resucitado después de haber estado muerto durante cinco horas. Pero la realidad física no era más real para mí que la realidad espiritual de la fe. 

  

Este es mi estilo de vida y sé que no es "normal", pero no quiero resultados "normales". He estado creyendo a lo grande, y ha habido grandes resultados por esa manera de creer. Cuando nos mudamos a nuestras nuevas oficinas, fue insignificante; y cuando veamos el almacén terminado, también será insignificante. Porque ya estoy viendo todas estas cosas terminadas en el espíritu ahora mismo. Cuando se manifiesten físicamente, otros estarán impresionados, pero yo estoy impresionado desde ahora. 

 

No estoy creyendo para que algo que no es real se vuelva realidad. He visto en el reino espiritual por fe, y simplemente estoy haciendo que lo que he visto en el mundo espiritual se manifieste en el mundo físico. Todas las cosas que estoy viendo con mis ojos físicos ahora, ya las he visto en mi corazón. Lo vi en el interior antes de verlo en el exterior. Esta es una manera maravillosa de vivir, es la vida cristiana normal. Así es como caminamos por fe y no por vista (2 Co. 5:7). 

Este artículo es gratuito gracias a la generosidad de nuestros asociados. Si quieres alcanzar a Latinoamérica a través de tu generosidad ¡Únete a nuestra comunidad de asociados hoy mismo!

Anterior
Anterior

El Cielo No Se Está Cayendo 

Siguiente
Siguiente

El Poder De La Asociación