Relación con Dios
Génesis 3 relata una de las historias más asombrosas de la Biblia. Una serpiente parlante convenció a Eva de que no tenía todo lo que necesitaba para ser feliz. ¿Cómo pudo pasar esto? Es comprensible que hoy en día la gente esté descontenta y busque algo, pero Adán y Eva tenían una vida perfecta. Vivían en un mundo perfecto sin problemas. ¿Cómo pudieron creer semejante mentira?
Uno de los factores fue que ellos realmente no conocían a Dios. Podrías pensar: “¿Qué?, ellos caminaban y hablaban con Dios todos los días en el fresco de la tarde. ¡Ciertamente conocían a Dios!” Pero ellos realmente no conocían la naturaleza y el carácter de nuestro Padre amoroso, o nunca habrían creído la mentira de que Dios les estaba ocultando algo bueno. Antes de que satanás pudiera tentar a Eva para que comiera del fruto prohibido, tuvo que hacerle creer que el Señor no tenía la intención de darles lo mejor de él.
Dios nunca les había dado una razón a Adán y a Eva para dudar de su amor y cuidado por ellos, pero ¿cómo podían saber que no había nada mejor allá afuera? Como no sabían lo que era ‘malo’, no tenían ninguna forma de comparar lo ‘bueno’ que era Dios. No sabían que Dios los amaba tanto como para dar a su único Hijo para morir en su lugar. Su conocimiento de Dios era muy limitado en comparación con lo que ahora nosotros conocemos de Dios.
Esta es una verdad sorprendente. En realidad, podemos conocer a Dios más completa e íntimamente que Adán y Eva. Dios se nos ha revelado por medio de su Palabra de una manera que nos ha preparado infinitamente mejor que a Adán y Eva para resistir las mentiras de satanás. ¡WOW!
Conocer a Dios mediante su Palabra es mejor que tener una experiencia visible o audible. Eso es lo que dijo Pedro. En 2 Pedro 1:15-21, el apóstol trataba de asegurar a sus lectores que el Evangelio que él les había comunicado no era solamente una fábula o tradición que él había escuchado. Él había conocido a Jesús personalmente. Incluso vio a Jesús en la montaña cuando comenzó a irradiar luz, y escuchó la voz audible de Dios que venía del cielo diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd” (Mt. 17:5).
Eso debería de ser prueba suficiente para cualquiera, ¿cierto? No, Pedro no se detiene ahí. Continúa diciendo: “Tenemos también la palabra profética más segura” (2 P. 1:19). ¡Espera! ¿Qué podría ser mejor o más digno de confianza que ver y oír por uno mismo que Jesús era Dios? En el versículo 20, dice que la “palabra más segura” es la Escritura. Las Escrituras son más fiables nuestros propios sentidos.
La mayoría de nosotros no ha tenido esta actitud. De hecho, muchas personas sólo estudian la Palabra con la esperanza de que, al hacerlo, puedan tener alguna experiencia. Si esa experiencia llegara, tirarían la Biblia en un segundo y se deleitarían con la experiencia. Nos hemos vuelto tan dominados por la experiencia de los sentidos que, este anula todo lo demás en la vida de la mayoría.
Ese fue el problema de Eva. Quería experimentar por sí misma lo que era el bien y el mal. Ella quería el conocimiento que venía por la experiencia. La Palabra de Dios no era suficiente. Tenía que sentirlo. ¿Te suena familiar?
Al igual que Eva, satanás nos ha engañado para que pensemos que lo que tenemos no es suficiente. Nos tiene persiguiendo un sueño elusivo que no existe. Claro que podemos sentir y experimentar a Dios en algunas formas tangibles, pero esa no debe ser nuestra meta. Por medio de la Palabra de Dios, podemos conocerlo de una manera que Adán y Eva nunca pudieron. Y si realmente lo conocemos, Satanás no podrá alejarnos de Dios, porque la bondad de Dios es la que nos lleva al arrepentimiento (Ro. 2:4).
Aquí radica el verdadero problema de raíz para todos: No conocemos a Dios como deberíamos. No es culpa de Dios. Él ha estado personalmente involucrado en los asuntos de los hombres y ha registrado meticulosamente su manera de relacionarse con nosotros, sus pactos, en su Palabra. También nos ha dado el Espíritu Santo para revelarnos las grandes verdades de su Palabra. Simplemente no hemos puesto atención en clase.
El Señor dijo: "Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento" (Os. 4:6). Específicamente, falta el conocimiento acerca de la naturaleza y el carácter de Dios. Gálatas 5:6 dice que la fe obra por el amor. Si realmente conociéramos el amor de Dios de una manera íntima, nuestra fe funcionaría. Pedro lo resumió todo en 2 Pedro 1:3 diciendo: "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia". Si nos falta alguna "cosa" que Dios nos ha prometido, entonces tenemos un problema de conocimiento.
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