El matrimonio, al igual que la muerte, es temporal para los mortales mientras están en la tierra. Por eso, una persona cuya pareja ha muerto es libre de volver a casarse.

El espíritu y el alma son inmortales, así que cuando el creyente muera físicamente, su espíritu y alma irán al cielo; mientras que el incrédulo irá al infierno cuando muera físicamente.

Cuando sabes que Dios es tu fuente y provisión, y que tu vida le pertenece; entonces quieres dar y bendecir a otros como Él lo hace.

Una de las cosas más mortales de la arrogancia religiosa es el engaño de que seremos salvos por nuestras buenas obras. No podemos salvarnos a nosotros mismos a pesar de lo buenos que seamos.

Exigir que los demás se ganen nuestro perdón cuando nosotros mismos no podemos ganarlo ante Dios, no es ser como Jesús.

La mayoría de la gente ora a Dios por su montaña, pero el Señor dijo que debemos hablarle directamente a ella, no a Él sobre ella. Esto refleja la autoridad que Dios nos ha dado.

Cualquiera que hable con fe, sin dudar en su corazón, obtendrá lo que diga. Esto funciona tanto en positivo como en negativo.

Rechaza cualquier pensamiento o palabra que se oponga a la Palabra de Dios, pero recibe con gusto todo lo que se hable en el nombre y el poder de Jesús.

El mundo intenta unir a las personas de todas las maneras posibles, pero solo Jesús destruyó esa barrera e hizo que las personas fueran una mediante la inhabitación del Espíritu Santo.

Si has estado luchando contra algo y has obtenido algún alivio, no te rindas hasta que estés experimentando todo lo que Jesús murió para darte.

David aprendió a confiar en Dios cuando nadie lo veía, y cuando otros lo vieron, su fe era fuerte y sólida. Él estaba haciendo lo correcto con los motivos correctos.

Si Jesús hubiera transigido para complacer a los judíos religiosos, nunca habría ido a la cruz y derrotado al pecado y a la muerte por nosotros.

El pacto de Dios contigo es un mejor pacto basado en mejores promesas. Por medio de la sangre de Jesús estás caminando en la victoria que Él compró para ti.

Cualquiera que sea fuerte en creerle a Dios es un gigante en el reino espiritual y tiene el poder de hacer grandes hazañas.

La verdadera adoración viene del corazón e implica la entrega total de todo lo que tenemos a nuestro Señor y Salvador.

Las escrituras dejan claro que pedir prestado no es lo mejor de Dios para nosotros.

Mientras tanto, nosotros somos Su cuerpo, y Él nos ha dado la autoridad de Su nombre para que la ocupemos hasta que Él regrese.

No debemos participar en los pecados ajenos, pero el Señor tampoco quiere que nos escondamos del mundo.

El precio pagado por nuestra redención fue la vida de Jesús, que estaba contenida en Su sangre sin pecado

Sabemos que nuestro futuro es la eternidad con Él en el cielo, y sabemos que mientras estamos aquí caminamos en la victoria que Él obtuvo para nosotros en cada situación que enfrentamos